domingo, 20 de enero de 2008

Basura peligrosa

Por Oscar Gollnitz


Una de las grandes amenazas de la humanidad es la acumulación indiscriminada de la basura. Algunos países con amplia visión sobre esta problemática, desde hace varios años la transformaron en energía a través de tecnologías sofisticadas y lograron que de una situación grave se pase a cubrir alguna necesidad.

En nuestro país esta alternativa comienza a aflorar a través de escasos modelos exitosos de plantas de reciclajes. Los municipios de Rauch y Laprida son ejemplos a tener en cuenta, si se hace una mirada cercana a nuestra ciudad, donde el tratamiento de los residuos es una cuestión de Estado, y así lo asumieron autoridades y vecinos.

“Los modelos exitosos tienen que ver con el compromiso de la comunidad, de asumirlo desde el sector político como una cuestión principal y de Estado. A partir de allí se comienza a trabajar”, explicó Leonardo Giorgetti, concejal por la Agrupación Comunal Transformadora.

En diálogo con Espejo, el edil vecinalista tomó como ejemplo el trabajo que se realiza en Rauch, más allá de las diferencias en volumen de recolección (cinco o seis toneladas de basura diaria contra 70 en Necochea, que en verano se duplica). “Lo importante es asumir el compromiso y comenzar a cambiar nuestra realidad”, dijo al referirse al vaciadero que la empresa Servicios Ambientales Necochea (SAN) posee a unos seis kilómetros de la planta urbana local, sobre el denominado camino viejo a La Dulce.

En ese predio tendría que estar funcionando una planta de tratamiento de residuos pero, a simple vista, lo que se aprecia es el acopio de la basura de toda la ciudad y Quequén.

Un problema de todos

El tema de la basura es un problema que afecta a todos. ¿A dónde van a parar los residuos? ¿Se los seleccionan? ¿Se hacen tratamientos adecuados? ¿Se reciclan? ¿Pueden comprometer el medio ambiente local? Estos y tantos otros interrogantes tienen por respuesta el silencio. “La falta de compromiso que han tenido los gobernantes ha sido sistemático en Necochea. Cada uno que asumió en el municipio tomó a esta realidad como un problema crónico sobre el que no se puede hacer nada”, se lamentó Giorgetti. Luego añadió que “para revertir esta situación hay comprometerse en serio. Desde la ACT propusimos el año pasado que el dinero destinado para refaccionar la avenida 75, que ya la tenemos, fuera invertido en el inicio de la construcción de una planta de reciclaje”.

En ese sentido explicó el edil que “se podría haber realizado una experiencia piloto en La Dulce aprovechando que es una localidad muy organizada… Claro –añadió- lamentablemente un trabajo de esta naturaleza no sirve para sacar la foto que necesitan los políticos para sus compañas”.

Basura a cielo abierto

La empresa Servicios Ambientales Necochea (SAN) se “compró” un problema importante de nuestra ciudad al tomar la posta del desastre que produjo la concesionaria anterior, Alvarez y Patiño S.A., desde el 13 de diciembre de 1998. Esta firma tenía contrato con la Municipalidad de Necochea por el término de 10 años, pero terminó en medio de conflictos con empleados y con la propia comuna.

A fines de octubre de 2001 ambas empresas firmaron un acta acuerdo y el traspaso de la concesión. La firma local SAN comenzó a brindar el servicio en el distrito de Necochea, con los inconvenientes propios de hacerse cargo de una situación traumática.

Hace pocos días la Municipalidad renovó el contrato con las autoridades de SAN, lo que hace pensar que a esta altura de las circunstancias todo debería funcionar, al menos, de manera aceptable. Sin embargo, la basura continúa depositándose en grandes cavas, y, lejos aparecen las indicaciones del pliego de bases y condiciones respecto al tratamiento que debe darse a los residuos.

Por citar un detalle menor, no existe el cerco perimetral del lote con una altura mínima de 2,40 metros, herrajes, mallas y alambres galvanizados.

El pliego de bases y condiciones establece también que los terraplenes de circulación permanentes deben ser iluminados mediante artefactos de vapor de sodio de 150 W montados sobre columnas metálicas y espaciados cada 50 metros; y que las zonas de descarga tendrán mayor densidad de iluminación, situaciones a simple vista inexistentes.

Si se quiere, estas irregularidades se podrían tomar como una cuestión estética, aunque no lo sean ya que hacen a la seguridad. Más preocupante es la no construcción de recintos estancos para impedir la migración de gases y percolado de líquidos hacia el exterior o al acuífero. Ninguna de las personas consultadas supo responder si se realiza la correspondiente impermeabilización en el terreno; la cobertura y anclado de membranas; el tratamiento de lixiviado o si funciona el sistema de evacuación del biogas.

Lejos está ese sector de la ciudad de lo que se supone debe ser un lugar para tratar la basura y evitar un foco de contaminación extremo como el que, seguramente, se está gestando. Lo mismo ocurre en los terrenos que las empresas Farfalini primero, y Alvarez y Patiño después, dejaron a cielo abierto como regalo a nuestra comunidad.

Para Giorgetti “no hay un control sobre la basura que llega (al vaciadero). El problema de vecino termina en la puerta de la casa, cuando deposita todo en la bolsita: plásticos, metales, pilas, etc. Pero en este lugar no existe un control en el ingreso, ni dónde se depositan los residuos”.

“Los piletones –continuó- deberían tener una membrana que no la tienen, el lixiviado no está controlado ni va a piletones para su tratamiento. Es decir, esta situación está contaminando, de alguna manera, las napas, y esto es preocupante”.

Otros inconvenientes

Nauseabundos olores y la proliferación de alimañas son otros de los inconvenientes que se generan en basurales a cielo abierto que, por otra parte, están prohibidos. El fuego por autocombustión de residuos no es un detalle menor al momento de mencionar problemas. El vaciadero está a pocos metros de la ruta provincial 228, que une Necochea con Tres Arroyos, y columnas de humo suelen entorpecer el tránsito de vehículos con el peligro que ello significa. Como si fuera poco, ese sector es uno de los pasos obligados de aviones que aterrizan en el aeródromo local.

El cumplimiento de la empresa ha sido mínimo y ello es palpable con sólo mirar el vaciadero. Por el tiempo que SAN lleva trabajando, un sector debería estar forestado sobre el relleno de la basura, pero sólo hay unos pocos árboles, más muertos que vivos.

Para muestra sobran los ejemplos descriptos, aunque hay muchos más. De ello se desprende que Necochea está muy lejos de tener una planta de reciclaje que permita una mejor calidad de vida, evitando contaminación. En los últimos 25 años quedó demostrado que los dos partidos políticos que gobernaron nuestro distrito no intentaron nada para avanzar en este sentido.

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